Agradecida con Dios

Administrador Galvez
Written by Administrador Galvez. Posted in Reportajes on 09 July 2015.
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dNací en Autlán Jalisco (México), y ciudadana americana de EUA.

Soy una mujer de 28 años, felizmente casada y con 3 hijos preciosos que son la razón y motor de mi vida, sin ellos no sé que seria de mí; tengo 2 hombres y una bebita Jonathon de 8 años, Jacob de 2 y Josephine de 1 añito, y pues quien dijo que la vida iba a ser fácil, ya que no ha sido a si, pero ahora ya puedo decir con un respiro de aliento que todas estas pruebas que Dios me ha puesto me han hecho la mujer que ahora soy fuerte y luchadora, y claro que no hubiera podido hacer todo esto sola, sin mi esposo Jonathon, cuñados, primos, abuelos, amigos, ya que todos y cada uno de ellos me han ayudado siempre y en cada momento.

Me siento muy orgullosa de mis hijos y sobre todo de mi ángel Jonathan, él tiene parálisis cerebral junto con más cosas que le acarrean como JRA (artritis juvenil reumatoide).

Legué a los Estados Unidos en el año 2004 a mis 17 años, justo después de terminar la preparatoria en Tijuana Baja California (México).

Cuando llegué aquí me encantaba salir con mis amigas, de esta manera conocí a mi esposo, todo fue tan rápido y hermoso. Me casé, después lo más difícil fue llevar un embarazo sin seguro médico, aunque casada no teníamos los recursos ni el dinero para poder tener un estatus legal aquí, ya que al sólo contar con una visa de turista me negaron toda ayuda económica.

A pesar de todo, mi familia y la familia de mi esposo me ayudaban siempre en todo; mi embarazo fue precioso, desde el
“baby shower” y todo lo que conlleva esperar a tu primer hijo, estábamos que no cabíamos de la emoción.

Al final de mi embarazo yo presentía que algo andaba mal, hasta la fecha no sé porque tenía esos miedos, me decían que era lo que toda madre primeriza tenía, ya que de joven tenía el temor a no ser madre nunca. Los doctores siempre me dijeron que todo iba bien y que no me preocupara, ya que en mi último mes tuve pocas complicaciones de salud como presión alta, pero que todo estaba perfecto.

Llegó el día, un 26 de abril nació mi pequeño ángel, Jonathan, después de un parto muy difícil y al final tras una cesárea de emergencia, en el momento que nació no lo escuché llorar, en ese instante sabía que algo no estaba bien. Después de despertar de la cesárea mi niño no estaba ahí, todos me decían que era porque tenía un poco de problemas para respirar, para que no me preocupara, pero ese instinto de madre me hizo levantarme y le dije a la enfermera, voy a ir a ver a mi hijo ¿o me lleva?, todavía recuerdo el dolor para levantarme, pero no sabía nada de mi niño ni siquiera me lo enseñaron y ni lo escuche llorar.

Cuando llegué a verlo, uff, es un sentimiento que hasta ahora no puedo explicar con palabras, pero ver a tu hijo lleno de cables de pies a cabeza y conectado por todos lados es algo que no le deseo a nadie jamás. Bueno para mi el niño solamente tenia problemas para respirar y era todo, ya que no entendía términos médicos en aquel entonces, después de varios días, asi como pude le pregunte al neurólogo que atendía a mi niño, y le dijé – por favor, dígame que tiene mi niño, por que esta asi?; todavía recuerdo sus palabras crudas, ¨mire señora, su hijo no va a ser normal como otros, no va poder camina, no va poder comer, no va poder hablar¨. No va poder hacer nada como otro niño normal, ahí sentí mi cuerpo frío, los oídos me zumbaron, sentí que mi mundo se vino a bajo, me dijo que al nacer había sufrido un gran daño cerebral y que primero esperarían a ver si aprendía a respirar el solo.

Ese día no pude estar en el cuarto con mi niño, inmediatamente le hablé a mi esposo y lloramos juntos casi todo el día en ese cuarto de hospital, yo sentía morirme en vida, al igual que mi esposo, pero algo nos levanto y dijimos ¨pues ni modo¨ Dios nos lo mando a nosotros y el solo sabe cual es el propósito.

A partir de ese día mis días aun no paran, desde citas al doctor, terapias, cirugías, de todo y no ha sido nada fácil ni para mí, ni para mi familia, pero puedo decir que ahí la llevamos.

Yo sé que todo el mundo tiene sus problemas y necesidades, pero la verdad, nadie me dijo como cuidar a un niño con necesidades especiales, desde que hacer cuando tiene una convulsión, como ingeniármelas para darle de comer, bañarlo, cambiarle su pañal, darle su medicamento, han sido 8 años de ver a mi hijo sufrir de dolor, operaciones de cosas que yo no tenia ningún conocimiento, esa impotencia de no poder decirme que es lo que le duele, es algo que por tantos años ni siquiera yo podría explicar a los que me preguntaban: ¿Qué tiene tu niño? ¿Qué le paso? ¿Por qué esta asi? Infinidad de preguntas que ni yo sabía responder, todo esto me hizo caer en una gran depresión, junto a mi esposo, estábamos muy jóvenes y todo nos llego como un balde de agua fría; pero a la vez cada progreso que hace mi hijo es algo que nos emociona tanto que asta nos hace llorar de alegría, gracias a los esfuerzos de él, de nosotros, terapeutas, nuestra familia, aprendió a comer, a su manera pero ya él puede hacerlo solo, camina con ayuda pero lo intenta, asi que los doctores no siempre tienen la razón. Dios ha estado y esta en cada paso de mi hijo y de nosotros para tener las fuerzas que necesitemos para sobrellevar esta situación.

Mucha gente no asimila lo que es tener un hijo con discapacidad, es muy feo porque cuando eh ido de vacaciones a México, ver como la gente en la calle los observa, como bichos raros, pero yo estoy tan orgullosa y toda mi familia, que nunca lo he escondido ni siento vergüenza de él, ya que me he dado cuenta de cuanta gente en México tiene hijos como el mio y ni siquiera lo sacan a la calle, he ido muchas veces a México y la gente me pregunta que tiene mi hijo y después me dicen ¨ha yo también tengo un hijo con parálisis cerebral pero esta en la casa¨. Es hermoso saber y ver como mi familia y yo lo amamos de una manera tan especial, la familia siempre ha estado con nosotros y nos ayudan inmensamente, de tal manera que no puedo describir, desde cargarlo en su silla de ruedas por escalones, llevarlo al cine, ha comer, no podría describir todo lo que hacen por él. Siento que de una manera u otra eso nos ha ayudado, porque nunca hemos perdido el apoyo de ellos, siempre están ahí, hasta la verdad  creo que esto nos ha unido mas como familia, es algo muy bonito, puedo decir que soy una mujer muy feliz y que nada me falta; mis hijos, esposo, familia, amigos y sobre todo Dios que nunca se ha apartado de mi, me siento una mujer dichosa.

Cuando él era bebe, talvez por ignorancia, pero para mi el niño era un bebe normal, pero al paso de los años me di cuenta que mi hijo iba a necesitar muchísima ayuda en todos los sentidos. Por lo mismo que en mi depresión me dolía verlo asi sufriendo, en ese tiempo yo lloraba, no dormía, no comía, fue una etapa horrible, tenia deseos de que me dijera mama algún día.

Pero ahora veo mi casa con estos 3 niños adorables, me llenan de vida a pesar de lo atareados que en ocasiones puedan estar mis días, pero me gusta y soy muy bendecida por todo lo que Dios me ha dado y me dará. Él sabe cual es el propósito de todo y por qué hace las cosas y yo solo trato de llevar la vida, que ha pesar de todos los problemas que pueda haber en el camino, Dios esta siempre con nosotros.

Pero cabe mencionar que el estado de Iowa ayuda inmensamente a los niños con discapacidad, ya que existen muchos recursos y ayuda, estoy muy contenta de haber tenido a mi hijo aquí.

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Author: Administrador Galvez

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